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  • Foto del escritorEditorial Semana

La alegria de vivir


Por: Myrna L. Carrión Parrilla


Recientemente vi una bonita actividad en la que se educaba sobre el valor de la vida y por lo tanto la alegría de vivir. La actividad buscaba en crea conciencia en los jóvenes y desde la niñez sobe la importancia de valorar nuestra vida y el enseñar la alegría de tener y valorar la vida, tanto nuestra como la de los demás.


Por un lado, las fechas como la Navidad en unos casos levanta sentimientos de tristeza y soledad, nostalgia, entre otros y se ha probado que es un tiempo en que algunas personas entran en procesos emocionales y mentales que no pueden detener o que en ocasiones no le dan importancia y así toman fuerza y se les va de control y hasta terminan tomando tristes decisiones respecto a su vida, de ahí la importancia de enseñar desde muy temprano a valorar la vida y aprender la alegría de vivir.


Es importante que sepamos que nuestra vida jamás podría ser reemplazada por otra cosa, por muy buena que esta fuera. Nadie podría ocupar el puesto que dejaríamos en el mundo si se produjera nuestra desaparición. Nunca te compares, eres una persona única y siempre tenemos mucho que ofrecer.


Dentro de los valores humanos, se conoce a la Vida como el principal valor del ser humano, siendo entendido también como la capacidad que tiene la persona de nutrir y velar por cada uno de los aspectos de su vida, así como el respeto que tiene por la conservación de su vida y la de los demás. Dicen los estudiosos del tema que “dentro de los valores humanos la Vida es el aspecto de más relevancia. Sin embargo, disciplinas como la Psicología apuntan que un ser humano que tienda al éxito no se conformará sólo con el hecho orgánico de estar vivo, sino que tratará de sacar el mejor provecho de cada uno de sus aspectos, desde el punto de vista físico, psíquico, emotivo y social.”


Cuando el individuo tiene claro que la Vida es lo más grande que tiene, respetará la de sus semejantes, porque será consciente de que nada en el mundo puede ser equivalente a este hecho. De esta forma, entenderá que, así como su vida es preciosa, la de los otros también, por lo que no podrá arrebatársela a nadie.


Enseñemos el valor de la vida, enseñamos en primer lugar con el ejemplo, con lo que decimos y con lo que escojamos. De esta forma, un niño que se críe viendo cómo sus padres hacen lo mejor para que cada aspecto de su vida se encamine al éxito, será un individuo que entienda que el objetivo en la vida será sacar el mayor provecho de cada una de las facetas de su vida. De este modo, aprenderá a ser buen padre, hijo y esposo; así mismo, dará lo más positivo que pueda dar en su trabajo; en tercer lugar, aprenderá a ser un buen trabajador, al tiempo que sabrá la importancia de cada segundo.


Debemos explicarles que ellos están vivos y que esa vida es el mayor tesoro que tienen y que deben cuidarlo a toda costa, al tiempo en que deben respetar la de los demás, incluso la de los animales, pues cada ser vivo es capaz de sentir dolor, y tiene una vida que no puede desperdiciarse en vano. Enseñemos no sólo el valor de la vida, sino también la alegría de vivir y que esta Navidad sea para todos una llena de ilusiones y que conservarla sea siempre la decisión.

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