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  • Foto del escritorEditorial Semana

Los beneficios del ayuno




Por: Félix Tomás Miguel Aponte


El período navideño llega a su fin. Luego de una temporada donde platos típicos como arroz con gandules, pasteles; carne de cerdo (lechón o pernil) o pavo; ensalada de papa o de coditos, coquito o ponche y postres de todas clases eran la orden del día, queremos deshacernos de esas “libras demás” ganadas en esos días, que es una de las resoluciones para el nuevo año. Una de las maneras que se puede lograr es por el ayuno, ya sea por creencias religiosas o simplemente por mejorar la salud y ganar más energía mientras se reduce el peso.


Según la respuesta que ofrece Manpreet Mundi, M.D., a través del portal cibernético de la Clínica Mayo, el ayuno intermitente significa no comer durante un período cada día o semana. Algunos enfoques populares incluyen:


• Ayuno de días alternos. Sigue una dieta normal un día y ayuna completamente o hacer una pequeña comida (menos de 500 calorías) al día siguiente.


• Ayuno 5:2. Una dieta normal cinco días a la semana y ayunar dos días a la semana.


• Ayuno diario con tiempo restringido. Come con normalidad, pero sólo dentro de un lapso de ocho horas cada día. Por ejemplo, no desayunar, pero almorzar al mediodía y cenar a las 8:00 p.m.


De acuerdo con Mundi, “algunos estudios sugieren que el ayuno en días alternos es casi tan eficaz como una típica dieta baja en calorías para bajar de peso. Eso parece razonable porque reducir la cantidad de calorías que comes debería ayudarte a perder peso.


¿Puede el ayuno intermitente mejorar la salud? Perder peso y hacer actividad física ayuda a reducir el riesgo de enfermedades relacionadas con la obesidad, como la diabetes, la apnea del sueño y algunos tipos de cáncer. Para estas, el ayuno intermitente parece ser tan efectivo como cualquier dieta que reduce las calorías totales”.


El galeno destacó que algunas investigaciones sugieren que puede ser más beneficioso que otras dietas para reducir la inflamación y mejorar las afecciones asociadas con la misma. Por ejemplo: enfermedad de Alzheimer, artritis, asma, esclerosis múltiple y accidente cerebrovascular. Sin embargo, recordó que puede tener efectos secundarios desagradables como hambre, fatiga, insomnio, náuseas y dolores de cabeza; pero normalmente desaparecen en un mes.


“El ayuno intermitente es seguro para mucha gente, pero no para todos. Saltarte las comidas puede no ser la mejor manera de controlar tu peso si estás embarazada o amamantando. Si tienes cálculos renales, reflujo gastroesofágico, diabetes u otros problemas médicos, habla con tu médico antes de comenzar el ayuno intermitente”, concluye Mundi. (Referencia: www.mayoclinic.org/es/healthy-lifestyle/nutrition-and-healthy-eating/expert-answers/intermittent-fasting/faq-20441303)


En el sector cristiano, mientras la Iglesia Católica lo practica en tiempo de Cuaresma (entre los meses de febrero, marzo o abril) y el Viernes Santo, optando por consumo de pescados o mariscos como sustituto a la carne, iglesias evangélicas y pentecostales practican con frecuencia el Ayuno de Daniel, modelo basado en el relato bíblico del libro del profeta Daniel, en el Antiguo Testamento, que sugiere el consumo de legumbres y agua (Daniel 1:12-13). Ambos conllevan también abstenerse de televisión, uso de Internet o redes sociales y diversiones y leer la Escritura.


En su blog Ayuno de Daniel: Qué es, por qué y cómo hacerlo (2023), Renato Cardoso ofrece una idea muy precisa sobre esta práctica:


“Daniel notó que la comida y las bebidas de Babilonia le harían mal, tanto físicamente como espiritualmente. Donde hay vino, hay fiesta y conversaciones vanas. Daniel no quiso volverse un babilónico, quiso mantener su identidad como un joven de Dios. No quiso mezclarse en ese ambiente, con esas personas y costumbres. Entonces, comenzó por la comida y lo extendió a su comportamiento, así como a sus amistades. Él se propuso mantenerse íntegro, a pesar del medio en el que vivía”. (Ref: www.universal.org).


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