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Mitos, discordias y otros pasajes prohibitivos - II


Por: Juan Ilich Hernández


Si bien es cierto, la sutura de las venas, tanto coloniales como poscoloniales aún hoy en Puerto Rico y América Latina permanecen abiertas, dado a los diversos remanentes histórico-culturales que trajo consigo el fenómeno social de la civilización capitalista globalizadora. A raíz de estos acontecimientos mundialistas, puede ya apreciarse cómo entre el hambre por expandir poder y territorialidad desembocó en un rumbo extraviado hacia las Américas por parte del yugo colonialista europeo para precisamente saquear todo tipo de riqueza, bienes, servicios y recursos humanos que necesitara el establecimiento del nuevo orden social Occidentalista.


En el caso de Europa, Sartre (1961) nos dice: “Europa se ha hecho asimisma, saqueando las periferias y explotando sus recursos” (p.16). Tal hecho social no se desprende de la misma realidad económico- política que ha impulsado Norteamérica vía su proyecto armamentístico y beligerante de ser la primera potencia mundialista. Por tal motivo, es que Puerto Rico aún sigue siendo un valiosísimo punto clave geopolítico y financiero para experimentar sociopolíticamente qué posibles diseños, tanto técnicos como científicos podrían ejecutarse. Tanto es así, que el país se mantiene en constantes investigaciones con de terrenos agrícolas de GMO (Alimentos Genéticamente Modificados), inventivas con fármacos, bloqueo mercantilista bajo las leyes de cabotaje, supervisión socioeconómica con la Junta de Control Fiscal, sobre- inflación, la imposición de la injusta ley 22 que beneficia a las corporaciones y personal foráneo, la eliminación de los currículos de historia de Puerto Rico en el país y tornarla en compendio, dependencia del mercado naval, el alza de los impuestos, la muerte totalizadora del eufemismo del “ELA (Estado Libre Asociado), entre otras desfachateces que trae consigo la mundialista recesión socioeconómica que vivimos a flor de piel.


Frantz Fanon (1969) expone que una sociedad no se desorganiza por más primitiva o subdesarrollada que sea, debido a que desde un inicio el sistema capitalista/colonial diseñó una programación capaz de vencer cualquier altibajo que tenga que confrontar en su desarrollo sociohistórico. Es aquí donde recae claramente la teoría de las crisis cíclicas propuesta por los economistas para describir cómo dentro de los decaimientos económicos, el mismo capital lleva en su corazón la flexibilizadora capacidad de reinventarse a las necesidades y exigencias del momento. No es para menos, el que ser social moderno-tardío hoy tenga que estarse renovando recurrentemente para estar a la cuasi altura y/o movimiento del capital.


Queda claro, que con los “célebres” pseudo- descubrimientos de América como la isla de San Juan Bautista (Puerto Rico) fueran otra forma alterna del minimizar el descuartizamiento psicosocial que desencadenó el genocidio histórico e indigenista eurocentrista plus norteamericano. Es en ese sentido, que a los colonos les conviene expresar que dicha sociedad o lugar en específico es uno sinsentido e inclusive sin valores ya que con su huella cultural ocurrirán sus mejores momentos, justamente como ha sido el arremetimiento de la esclavización y exterminación de toda una población bajo la fiebre del oro y plata como nos diría Eduardo Galeano (1975).


Así que, esta necesidad de devorarnos a nosotros mismos y auto-someternos a una cultura del hiperconsumo para anestesiar nuestras necesidades más innatas como es el derecho a vivir en paz, reconocer nuestra independencia e incluso olvidada historia son parte de los residuos poscoloniales que el sistema capitalista ha engendrado. Su mejor artimaña ha sido técnicamente la globalización, fenómeno que ha exportado la miseria y desocupación por toda Latinoamérica (Galeano, 1975). Está en nosotros el retomar las armas de la concienciación y organización para viabilizar el cambio social… (Continuará)


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