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Proteína KRAS, un gen presente en diversos tipos de cáncer

Por: Editorial Semana, Inc.


Conocida como la “Estrella de la muerte” del cáncer por su forma esférica y su imposible accesibilidad ya que no tiene un lugar concreto donde se pueda regular los fármacos. Así ha sido hasta ahora la proteína KRAS, un gen presente en varios tipos de cáncer y al que se le han descubierto algunos “puntos débiles” que constituyen dianas hacia donde apuntar para el desarrollo de fármacos y que se pueden utilizar para controlar los efectos de una de las causas más importantes del cáncer.


KRAS es la abreviación del gen conocido en inglés cómo “Kirsten rat sarcoma viral oncogene” y es uno de los genes implicados en la vía de señalización, hasta ahora compleja y a la que no se podía llegar, que implica a múltiples componentes que transmiten señales desde el exterior de la célula hacia el interior para regular el crecimiento, la división, la supervivencia y la muerte celular.


Este gen pertenece a la familia de oncogenes que, cuando sufren muchos cambios se descontrolan y activan la función de la proteína KRAS, convirtiéndose en el principal responsable de varios tipos de cáncer como el de colon, páncreas y algunos tipos de pulmón. Esto se debe a que se promueve un crecimiento celular descontrolado.


Durante 40 años, la proteína KRAS ha sido imposible de tratar con medicamentos ya que una vez que las células se activan, se multiplican y aparece el cáncer. De hecho, las alteraciones que sufre KRAS es la principal causa del 90% del cáncer de páncreas, del 40% de los de colon y del 35% de los de pulmón. ¿El secreto? Transformar su ADN. El biólogo francés Jacques Monod descubrió que las proteínas tenían botones ocultos con los que se podían cambiar su función. El problema era encontrarlos.


Gracias al “escaneo mutacional profundo” que han llevado a cabo los científicos, han podido descubrir que hay posibilidades de frenar su actividad mutacional la cual desarrolla las funciones necesarias para que la proteína cumpla con su misión.


Los investigadores descubrieron que haciendo pequeñas modificaciones se cambia también las preferencias KRAS haciendo que la proteína elija a unas más que otras. Esto lo cambia todo porque quiere decir que los investigadores pueden desarrollar nuevos métodos para controlar las anomalías de KRAS, sin perjudicar a las funciones que desarrollan los tejidos no cancerosos.


Esto quiere decir que si se llega a controlar, los tratamientos serán más seguros, efectivos y provocarán menos efectos secundarios. Esta información también podría ser útil para explicar cómo actúa KRAS en varios escenarios, lo cual podría ser clave para determinar su papel en diferentes tipos de cáncer.


“El punto fuerte de nuestro método es su escalabilidad. En este trabajo hemos realizado más de 22.000 mediciones biofísicas, un número comparable con el total hecho para todas las proteínas antes de que se pudieran aprovechar los avances en metodologías de secuenciación y síntesis de ADN. Esto es una aceleración enorme y demuestra el poder y potencial de nuestro método”, explicó Chenchun Weng, primer autor del estudio e investigador postdoctoral en el Centro de Regulación Genómica.


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