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“¿Quién es tu hermano? El buen vecino cercano”


Por: Lilliam Maldonado Cordero


Este aforismo anónimo nos acuerda la importancia de la armonía y la sana convivencia entre los componentes de nuestra familia extendida: nuestros vecinos.


De los mejores ejemplos, resalta cada recuperación después del paso de las tormentas y huracanes más recientes que nos han sacudido, particularmente la devastación de Georges en 1989 y María en 2017. Fuimos los vecinos la primera línea de apoyo para enfrentar esta emergencia, abrirnos camino entre los escombros, organizar grupos para visitar a familiares propios y de otros vecinos que residían en puntos distantes para hacer un avalúo de las necesidades de estos y suplirlas -incluyendo agua y medicamentos- de manera que pudiésemos asegurar que cada uno de ellos estuviera en buenas condiciones y atendido, aún en la separación. En otras palabras, nos dividimos para multiplicarnos. Dentro de todo el dolor de la incertidumbre y la pérdida, fuimos los vecinos los que formamos un puente de ayuda robusto, encendimos los fogones para compartir las sopas y el pan, y oramos a Dios para que pudiésemos cruzar ese Mar Rojo, con la seguridad de encaminarnos a la tierra prometida de la recuperación.


En los días más felices, así como los más sombríos, son los buenos vecinos los que nos prestamos acompañamiento, cariño y afecto. Son, literalmente, los abrazos entre lágrimas antes, durante y después de los huracanes, sean literales o alegóricos, los que nos dan aliento y confianza de que todo pasará. Son los vecinos los que lloran con nosotros la pérdida del padre o la madre, y nos acompañan durante las enfermedades o la necesidad. También, son los vecinos quienes, unidos, celebran con nosotros los momentos más memorables, como el alumbramiento de una nueva vida, los bautismos, las graduaciones, las bodas y la perpetuación del ciclo de nuestra eternidad humana retratada en nuestros nietos y biznietos.

Con el paso de los años, la convivencia en las distintas expresiones de comunidad se ha transformado. La tecnología y, más recientemente, la pandemia, fomentan niveles de distanciamiento que, en ocasiones resultan convenientes, pues nos permiten trabajar y comunicarnos a través de la distancia con familiares y amigos en este momento histórico de crisis mundial. Sin embargo, la socialización tan necesaria entre los seres humanos, especialmente de los más pequeños, que necesitan abrazos y reconocer gestos escondidos tras las mascarillas, se ha transformado por dos fenómenos demasiado recientes: la tecnología, por sí misma, y la tecnología dentro de la pandemia. Esto supone un reto extraordinario que no podemos permitir nos amilane ni aliene, y mucho menos, afecte a nuestros niños y jóvenes que necesitan conocer el concepto de vida en comunidad -escolar o vecinal-. A pesar de que en este momento es preciso protegerlos de contagios del covid-19, no es menos cierto que debemos buscar los espacios abiertos para que aprendan la importancia del significado de la socialización, crucial en la estimulación del desarrollo cerebral, el desarrollo del leguaje, la memoria y la creación de experiencias memorables para su recuerdo y deleite, en los años de su adultez. De esa manera, también, aprenderán a fomentar la importancia de ser un buen vecino.


Indudablemente, los amigos son la familia que escogemos de forma voluntaria, pero los vecinos buenos son los hermanos que nos da Dios. Celebremos esa bendición. Nunca perdamos la oportunidad de agradecerles su presencia y mantengámoslos próximos a nuestras vidas.


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