Por: Félix Tomás Miguel Aponte
Un estudiante de escuela secundaria le pregunta a su compañero de su plantel, un grado menos que él, que intentaba comunicarse con ese círculo de amigos: “¿Te has sentido rechazado por el grupo?”. Una alumna de cuarto año o duodécimo grado le comenta a su “juntilla” o “corillo” de amistades sobre un compañero de clases en presencia de éste: “Déjalo, no cabe en nuestro grupo” . Dos estudiantes de un colegio católico le niegan a su compañero de clase la señal de la paz en un retiro.
Frases, palabras y dinámicas como las antes mencionadas; así como la sensación de estar al margen durante una excursión o retiro escolar, insultos, golpes, persecución, acoso, maltrato institucional o cualquier acto capaz de marcar la vida de sus víctimas forman parte del “bullying”; incluso amenazas de muerte o destruir la reputación. Mientras, quienes lo perpetraron, el resto de la población estudiantil o incluso, compañeros y compañeras de clase graduada, no son capaces de recordar lo sucedido o desconocer esa situación.
Tal y como lo define la enciclopedia electrónica Concepto, dicho término es “el más reciente de un conjunto de nombres dados a lo largo del tiempo al matonaje, acoso, hostigamiento, abuso o maltrato escolar. Es decir, las diversas formas de maltrato y persecución a las que a menudo se ven sometidos niños y adolescentes dentro o alrededor de un contexto escolar. La palabra bullying es un préstamo del inglés, proveniente de “bully” (abusador)”.
También describe este patrón de conducta como una forma de violencia que puede pasar desapercibida para los padres y las autoridades. Sin embargo, este fenómeno social puede causar enormes daños emocionales y psicológicos en la víctima, aparte de alentar y normalizar dicho comportamiento en el abusador.
Concepto añade a todo lo anterior: “Usualmente crea un clima de linchamiento colectivo y de aislamiento de gran crueldad con las emociones de la víctima. Además, pone en su contra al grupo entero, ya que muchos terceros se suman a la agresión por miedo a convertirse en las próximas víctimas, o por sentirse protegidos y poderosos estando del lado de los abusadores”. (2013).
Entre sus multiformes manifestaciones, destaca:
1-) Bloqueo social– Marginación, exclusión o aislamiento social de la víctima.
2-) Hostigamiento– Persecución e intimidación sistemáticas que incluyen desprecio, desconsideración, humillación, ridiculización e incluso odio.
3-) Manipulación social– Distorsión de la imagen pública de un compañero o compañera mediante acusaciones y problemas con otras personas. Fomenta apreciación negativa del grupo que conduce a mayores agresiones.
4-) Coacción y coerción– Forzar a la víctima a acciones o palabras contra su voluntad, bajo amenaza de violencia física, social u otra índole.
5-) Violencia– Produce daños físicos pasajeros o permanentes. Distintos niveles que van del maltrato simple a las golpizas e incluso, la violencia sexual.
6-) Ciberacoso o “cyberbulling”– A través de redes sociales, mediante la difamación, exhibición indeseada de la vida privada, secuestro de cuentas y de material personal, etc.
Entre sus causas, el abusador o la abusadora es, a su vez, víctima de padres maltratantes o procedente de hogar disfuncional y con carga de violencia. Sus razones incluyen desde un reclamo inconsciente de afecto y envidia o celos, hasta ausencia de empatía. Además, pueden presentar enfermedades mentales o disturbios emocionales. Igualmente, instituciones sin orden y disciplina pueden favorecer el surgimiento de este tipo de conductas. (Re: Concepto. Bullying-Qué es, causas y consecuencias. https://concepto.de/bullying/ Editorial Etecé. 2013-2024)
Por otro lado, Leah J. Orchinik (2023) recomienda, a través de la página electrónica Teen Health a víctimas de acoso a tomar las siguientes acciones: informar a un adulto de confianza, ignorar al acosador(a) y alejarse, poner su cabeza en alto, no recurrir a la violencia y probar hablar con el abusador(a) y encontrar verdaderas amistades. Más importante, unirse a programas de prevención de acoso y violencia.
Asimismo, Orchinik hace un llamado para quienes acosan a conversar con una persona adulta de confianza y pedir un consejo para cambiar. Igualmente, identificarse con la persona acosada e imaginarse cómo ésta se sentiría si fuese la víctima. (Re: Orchinik, L. J. Cómo afrontar el acoso (o bullying). https://kidshealth.org/es/teens/bullies.html, Marzo 2023).