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La telemedicina es una opción valiosa para la atención cardiovascular, aunque aún quedan desafÃos por superar, según la nueva declaración de la American Heart Association. A pesar de su efectividad para atender enfermedades cardiovasculares (ECV, problemas como el acceso a la tecnologÃa obstaculizan su implementación.
Esta permite prestar cuidados de salud a distancia mediante tecnologÃas como apoyo telefónico estructurado o mediante vÃdeo y la supervisión a distancia de dispositivos portátiles o implantables. Estos cuidados aumentaron considerablemente durante la pandemia del COVID-19. Ello demuestra el interés y la capacidad de la telemedicina como sustituto de la atención presencial al paciente.
Uno de los aspectos destacados de la declaración incluye la telemedicina como opción efectiva de instruir, diagnosticar, monitorear y realizar un seguimiento de personas con problemas de salud, incluidas las enfermedades cardiovasculares.
Puede reducir costos de cuidados de salud, aumentar el acceso en comunidades rurales y con pocos recursos, y mejorar la calidad de atención y satisfacción de pacientes. Los avances en la tecnologÃa han permitido el crecimiento de la telemedicina y un mejor acceso a la atención de rutina.
Si bien la pandemia del COVID-19 mejoró la infraestructura para la telemedicina y promovió su uso, también expuso recursos limitados para costear la tecnologÃa, la falta de banda ancha de internet y las diferencias idiomáticas que podrÃan provocar que las personas no utilicen las plataformas digitales en todo su alcance.
Por otro lado, los portales y dispositivos inteligentes podrÃan ser opciones rentables para controlar de manera remota afecciones que son factores de riesgo cardÃaco, como la hipertensión arterial y enfermedades como la insuficiencia cardÃaca y la arteriopatÃa coronaria.
La telemedicina para ataques o derrames cerebrales es altamente especializada para socorristas que reciben instrucciones y orientación a distancia de expertos en ataques o derrames cerebrales. Suele propiciar una mejor rehabilitación y recuperación de personas que sufrieron estos ataques que de otro modo es posible no puedan acceder a una atención especializada.
Los desafÃos que podrÃan impedir un uso más generalizado de la telemedicina para las ECV incluyen barreras tanto para profesionales de la salud como para sus pacientes. En el caso de los primeros, se identificaron la aceptación e implementación de la tecnologÃa de telemedicina. Esta podrÃa variar por la edad de los profesionales de la salud, la experiencia tecnológica y las percepciones.
Otros retos incluyen: reembolsos inconsistentes y asuntos relacionados con licencias (los requisitos varÃan según el estado); logÃstica en programación y mantenimiento del flujo de trabajo; y falta de infraestructura para analizar los datos de los dispositivos monitoreados a distancia.
La privacidad y la seguridad también son factores que deben considerar. En el caso de personas que padecen una ECV, se identificó: recursos limitados para acceder a la tecnologÃa y dispositivos para personas mayores y poblaciones con pocos recursos; obstáculos de la alfabetización sanitaria, incluidas las barreras culturales y lingüÃsticas y acceso insuficiente a Internet de banda ancha para tener una cita por video de alta calidad.
Sin embargo, es necesario abordar los retos de los reembolsos y, también, simplificarlos. No todos los pagadores de seguros reembolsan por igual las prestaciones en persona, por teléfono o por video. Lo anterior limita el reembolso a los profesionales que atienden a los pacientes sin capacidad de asistir a una consulta por video. Además, a medida que la telemedicina se expande, es necesario establecer normas sobre cómo evaluar la calidad de la atención prestada a través de este método.