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Aires de rebelión

  • Foto del escritor: Editorial Semana
    Editorial Semana
  • hace 3 horas
  • 3 Min. de lectura



Por: Juan Illich Hernández


Si de algo tenemos que estar claros es que cada época y línea del tiempo tienen sus propias condiciones socioeconómicas e inclusive psicológicas para efectuarse. En el caso particular de nuestra situación no solo sociopolítica a nivel colonial, sino también histórica, aparentemente parece ser que podrían estarse entrelazando ciertos vínculos con el icónico y memorable verano del 2019. Aunque teóricamente estén desplegándose otros fenómenos y hechos económico- políticos como el liderato e inclusive secuestro reformista de los republicanos trumpistas en el Congreso, a su vez en la práctica, andan suscitándose las mismas circunstancias inflamatorias para un posible levantamiento como pueblo estrangulado. Todo esto adviene de las múltiples sinvergüencerías y faltas de respeto por parte de la gobernadora Jennifer González la cual en lugar de atender las necesidades críticas se pone hacer el ridículo en un grotesco podcast junto a su “supermarido” (Yovin) titulado: “De todo menos política” durante sus primerizos cinco meses fallidos de gobernanza.

En efecto, si contrastamos estos eventos con el flamante verano del 2019, más allá de haberse estallado durante el mes de julio por el venenoso chat, ya desde muchísimo antes estaban desencadenándose movilizaciones y denuncias como país ante el nefasto gobierno del niño consentido de papi Rosselló. A pesar de que ambas administraciones, tanto de Rosselló como de JGO sean de la misma calaña ideológica ambos bandos corren por un carril distinto de cosmovisiones el cual va alineado a los dos partidos norteamericanos (demócratas versus republicanos). Es en ese sentido, que toda operacionalización que intente ejecutar en estos momentos el megalómano con personalidad limítrofe de Donald Trump y su gabinete de político donde recaerá doblemente es en los mismos fondos federales.


Así que, en Puerto Rico, el gobierno del espectáculo de JGO como diría el filósofo francés Guy Debord (1967) en lugar de estar promoviendo mejoras a las bases sociales y culturales de un país como seria el desarrollo sostenible de un sistema educativo, securitario y sobre todo de salud, opta por la salida fácil de enajenar la percepción de las masas con la creación de un podcast. Esto nos deja claro, que mientras el país va en retroceso y descomposición a nivel macro, una razonable alternativa para maquillar el verdadero meollo en que nos situamos es sacando de la centralidad al problema de LUMA con el ofuscamiento. De hecho, esta es la raíz de todo fenómeno o problema social actual los cuales descansan en el espectáculo dado que según Debord (1967) son puras fabricaciones de desequilibrar a las sociedades.


Por tal razón, es que una buena maniobra para ocultar debajo de la alfombra los horrores y errores cometidos como el titular a una directa totalmente inexperta como Verónica Ferraiuoli como secretaria de Estado, un embelesado Waldermar Quiles dentro del DRNA (Departamento de Recursos Naturales), la creación de un nebuloso chat al que Tomas Rivera Schatz desertó, la interminable pelea contra Luma, etc. procede a ser movidas populistas politiqueras. El mejor ejemplo de esta sería la autorización de los vehículos todoterreno en las calles.


Evidentemente, esta representación de embriaguez de poder por parte de la administración en turno, aparte de no corresponder a las necesidades del momento, parece coincidir con las mismas circunstancias emocionales y sociopolíticas del verano del 2019. Es por ello, que considero que en el país el aguante no soporta bajo su termostato otro atropello más, por lo que cualquier acto de repudio pudiese desarrollar una posible rebelión…

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