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El ayuno intermitente no es para todos

  • Foto del escritor: Editorial Semana
    Editorial Semana
  • 12 jun
  • 2 Min. de lectura

Redacción Editorial Semana


“El ayuno intermitente no es para todos y jamás debe romperse con azúcar”, avisa el Dr. Naim Dahdah. El Dr. Dahdah, reconocido médico internista, advirtió este martes que el ayuno intermitente tiene importantes limitaciones que deben tenerse en cuenta para conservar la salud y lograr los objetivos propuestos.


Indicó que este tipo de ayuno “no es simplemente pasar hambre, sino una herramienta poderosa con grandes beneficios metabólicos. Sin embargo, debo aclarar que no es apto para todo el mundo”. Entre quienes deberían observar especial cuidado, citó a personas con desnutrición, adultos mayores con cierta fragilidad, mujeres embarazadas en fase de lactancia y niños o adolescentes en desarrollo.


Además, no debería probarse por pacientes con insuficiencia suprarrenal, fatiga crónica, diabetes con hipoglicemia frecuente y problemas digestivos, como gastritis o síndrome de colon irritable. Todos estos casos, y otros similares, requieren una evaluación médica previa.


El Dr. Naim indicó que “lo peor” que alguien puede hacer es comer azúcar o cualquier tipo de harina, fritura, después de un largo período sin alimentos. “Esto causará un pico muy grande de azúcar y, por lo tanto, no se obtendrán los beneficios metabólicos buscados. Simplemente, será todo lo contrario”, dijo. En este sentido, sugirió romper el ayuno intermitente con proteínas, grasas, vegetales y colágeno, precisamente para mantener toda la función metabólica. “Recordemos que, durante el ayuno, el cuerpo está trabajando. Nuestro sistema necesita un descanso digestivo, en el cual sucede algo conocido como autofagia. Es el reciclaje de las células dañadas y envejecidas, precisamente para regenerarlas y mejorar la función cognitiva y los niveles de energía”, señaló.


Finalmente, el médico internista destacó que, si bien el cortisol es la hormona del estrés, también es la de la supervivencia. “Cuando una persona ayuna de manera correcta, el nivel de cortisol aumenta levemente, que es precisamente lo que necesitamos para que el cuerpo utilice energía a través de la glucosa y las grasas”, enfatizó.

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