Por: Jesús Santa Rodríguez
Las siglas PARE del comité de Prevención, Apoyo, Rescate y Educación de la Violencia de Género, creado por este nefasto Gobierno con el supuesto objetivo de establecer y ejecutar programas de protección y prevención de este tipo de violencia en el País, ha sido un esfuerzo inoficioso para proteger la vida de las mujeres a merced de sus matadores.
Es un escándalo, o peor, una tragedia, que esta semana otra mujer haya sido asesinada junto a su actual compañero en Gurabo a manos de quien había sido su pareja, que se convirtió en su acosador y, ahora, su asesino: un hombre que, ante las peticiones de órdenes de protección de la víctima, mostró a las autoridades públicas un patrón de acoso con los claros indicadores de peligrosidad y psicopatía.
Más recientemente, en Piñones se protagonizó otra balacera en la que fue asesinado un joven, resultando también herida una mujer, mientras los perpetradores la emprendieron a tiros contra la Policía, sabiéndose impunes en un País en el que el esclarecimiento de asesinatos campea por un trágico 22%. Este número está hoy muy por debajo de los esclarecimientos registrados entre 2013 y 2016.
En medio de esta crisis de seguridad, el segundo funcionario de la más alta jerarquía de la Policía ha anunciado que aspira a un puesto como asambleísta municipal de Arecibo, en total menosprecio a su deber con el pueblo desde la principal instrumentalizad del Gobierno destinada a investigar y proteger a sus ciudadanos. Que esté claro, que a todos los funcionarios en puestos de esta talla se les requiere su disponibilidad las 24 horas del día, los 7 días de la semana, pues los delitos -particularmente en Puerto Rico- se suscitan a todas horas, todos los días de cada semana.
¿Cuántas otras mujeres tienen que morir para que se activen los programas y protocolos de protección y prevención por parte del Gobierno y sus dependencias? ¿Cuántos jóvenes van ser asesinados por el fracaso en identificar la deserción escolar, el maltrato a mujeres y sus hijos al interior de la familia, o por no estudiar, conocer y descarrilar los problemas sociales que perpetúan el machismo y el maltrato intrafamiliar?
¿Cuántos ciudadanos inocentes deben temer por su seguridad al detenerse en el camino por la alta probabilidad de ser víctimas de un carjacking? ¿Cuántas muertes a causa de los “hit and run” son suficientes para que sus perpetradores tengan que enfrentar alguna consecuencia?
Todos merecemos vivir con seguridad y paz. De nada sirven los slogans y acrónimos que rezan que están “haciendo que las cosas pasen” o iniciativas como “PARE”, si lo que tiene que pasar, no pasa, ni lo que tiene que frenarse continúa campeando por su respeto a título de impunidad. En noviembre próximo, cuando toque votar por el futuro del País, recordemos la indiferencia de este Gobierno que hizo que sean estas las cosas que han pasado.