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  • Foto del escritorEditorial Semana

Un verdadero apostolado


Por: Lilliam Maldonado Cordero


En 1935 una niña de trece años tomó la decisión de terminar con su vida luego de tener su primera menstruación, pues no tenía conocimiento de los cambios que estaba experimentando su cuerpo y pensaba que padecía de una terrible y vergonzosa enfermedad. Ella no tuvo acceso a alguien que le enseñara sobre el desarrollo de su cuerpo y terminó tomando tan terrible decisión, la que impactó profundamente a un joven diácono británico llamado Chad Varah. Este relato que fue publicado esta semana en el Washington Post, adquiere una relevancia importante en la vida de cientos de miles de niñas y jovencitas que amerita reflexión y acción.


Durante la celebración de las exequias de la niña, oficiadas por Varah, este decidió abrazar como apostolado dedicar su vida a combatir la ignorancia y desesperación ocasionadas por el desconocimiento sobre los temas sexuales y los cambios que sufren las niñas y jovencitas, y prometió frente a su tumba no cruzarse de brazos.


Casi noventa años después de estos hechos, un legislador del Partido Republicano en el estado de Florida, Estados Unidos, presentó recientemente un proyecto que prohibiría a las niñas hasta el sexto grado hablar o aprender sobre sus ciclos menstruales en la escuela, aún habiendo tenido su primer periodo. Esta medida draconiana solo tendrá como resultado crear confusión y desconocimiento entre aquellas que no cuenten con el acceso a educación sexual en sus hogares, ya fuera por la ignorancia de sus propios familiares o tabúes propios de entornos fundamentalistas.


Negar a nuestras jóvenes educación sobre los cambios en sus cuerpos -por ser, precisamente mujeres-, podría provocar gran aislamiento y ansiedad al desconocer lo que les está pasando, de acuerdo con la profesora de Historia de la Universidad de Florida, Cathy McClive, autora del libro Menstruación y Procreación en la Francia Moderna.


Esta medida propuesta para prohibir educación sobre enfermedades transmitidas sexualmente y la sexualidad humana hasta después del sexto grado va camino al subcomité de la Cámara de Florida. Es importante señalar que hay niñas que tienen su periodo menstrual entre los 8 años y los 16. Las niñas de 8 años todavía se encuentran, de ordinario, cursando el tercer grado.


Volviendo al sacerdote Varah, ya en 1953 había lanzado una de las primeras líneas de respuesta para evitar el suicidio llamada Samaritanos. En sus discusiones, Varah enfatizaba el daño ocasionado por reprimir la educación en temas sexuales. Siendo un religioso, afirmaba que estaba cansado de las personas que imponen sus creencias personales sobre el sexo a otros en nombre de la Iglesia.


Esto, sumado a la negación de muchos padres y madres de conversar sobre temas sexuales y cambios físicos con sus hijas e hijos, recrudece un problema de salud pública por privar a estos de acceso a educación sensible y apropiada.


La organización caritativa Samaritanos, inspirada por aquella niña víctima de la ignorancia hace casi un siglo a un sacerdote comprometido con la piedad y el amor, ha atendido a más de 10,000 jovencitas en crisis en Inglaterra solo en 2020, y sus capítulos locales en Estados Unidos apoyan a miles que sufren.


Desalentar la educación sobre la sexualidad humana y los cambios físicos que atraviesan nuestras y nuestros jóvenes tiene un efecto negativo en la salud individual y pública. Como sociedad, nos corresponde concienciar sobre los efectos devastadores de adelantar medidas dirigidas a prohibir una educación sensible y responsable sobre estos temas.

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