Editorial Semana
Ante una muerte violenta: El coraje, la furia y la culpa dentro del duelo
Redacción Editorial Semana
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Aún cuando parezcan desagradables e incluso, atemorizantes, el coraje, la furia y la culpa asociadas al proceso de luto, son emociones humanas normales. Es importante saber que el coraje es una forma de protesta integrada en nuestra biología, en respuesta a un disgusto ante una situación que entendemos es injusta o una muerte violenta.
La niñez es, a menudo, la mejor maestra en situaciones de dolor. Piense en infantes cuando se les arrebata su juguete favorito. El niño o la niña quieren el juguete, cuando se les quita de sus manos, su reacción instintiva es gritar, llorar o golpear. Cuando se nos quita algo que cuidamos, nuestra reacción es bastante similar, protestamos poniéndonos furiosos.
Las emociones explosivas están enraizadas en el concepto de justicia. Cuando creemos que algo debería ser de cierta manera, nos da coraje si algo no sale según esperamos. El enojo es en protesta a lo que percibimos injusticia, que es una emoción basada en nuestras expectativas y entendimiento de las normas sociales. Si a un niño, niña o joven se le dispara y muere, percibimos esa muerte como injusta. Las personas jóvenes no deben morir, por eso nos da rabia esa injusticia.
Tales sentimientos tienden a ser activos y poderosos. Cuando nos enojamos, nos irritamos; tenemos la rectitud en una esquina y queremos pelear para arreglar las cosas. Si actuamos de esa manera, creemos que al menos estamos “haciendo algo”. El enojo nos da un falso sentido de control de cosas que están fuera de nuestro control; a menudo, éste fluye hacia afuera. Se enfoca en otras personas y situaciones y trata de decirles lo que debían haber hecho, qué harían y cómo debe ser.
El coraje, enojo, furia o rabia son funcionales. Como respuesta agresiva a un estímulo o amenaza, su propósito evolutivo es responder agresivamente cuando necesitamos hacerlo –en el aquí y el ahora- para salvar nuestras vidas y las de nuestros seres amados. Sin embargo,nos lleva a tomar la acción necesaria, utilizando la utilidad evolucionaria hacia un buen uso.