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Los funerales y la niñez Pt.2

  • Foto del escritor: Editorial Semana
    Editorial Semana
  • 13 nov
  • 2 Min. de lectura

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Redacción Editorial Semana


En la edición pasada discutimos la manera en que la niñez asimila la muerte de un ser querido y su necesidad de reafirmación ante este momento. Asimismo, la decisión que toman sus padres, madres o encargados(as) si sus niños y niñas deben presenciar o no el funeral y prepararles con honestidad y compasión sobre los rituales del duelo. Ello les ayuda a tomar pasos importantes en su sanidad mientras se rodean de amor.


A continuación, ofrecemos una guía de cómo encaminar en este proceso a nuestros hijos(as), sobrinos(as), nietos(as) o hermanos(as) menores –según fuera el caso– por edades. Cada niño o niña se conduele de manera diferente, pero cada etapa del desarrollo influye en su entendimiento y manejo de la pérdida. Presentamos algunas consideraciones por cada grupo:


1-) Infantes–Hasta 12 meses o un año de edad. Los bebés traen consuelo a otras personas, pero también pueden distraer si no se aquietan. Si la familia no requiere su presencia, se puede hacer arreglos para su cuidado de manera que padres, madres o encargados puedan estar presentes en las exequias fúnebres.


2-) De uno a tres años o “toddlers”– Muestran comportamiento impredecible y son incapaces de mantenerse sentados(as) durante un servicio. Si asisten, lleve actividades más relajadas, entremeses y un plan de salida, de ser necesario. Algunas funerarias proveen salas de espera o familiares que pueden ser útiles para su cuidado.


3-) Niños y niñas de cuatro a seis años–A esta edad no tienen total comprensión sobre la permanencia de la muerte, aunque quieren participar en la despedida del ser querido. Se les puede llevar actividades que les ayuden a mantener la calma, pero también permitirles que se despidan a su manera.


4-) De siete a nueve años– Comienzan a comprender que la muerte es final. Pueden tener muchas preguntas y algunas respuestas honestas les pueden ayudar. Algunos niños y niñas encuentran consuelo en dejar un dibujo, una carta o un pequeño recordatorio a su ser amado. Permanecer cerca y ofrecerles oportunidades les pueden ayudar a sentirse apoyados(as).


5-) Preadolescentes (10 a 12 años)– Tienen luchas para expresar abiertamente sus emociones. Les rodean miembros de su familia que se preocupan, aunque prefieren una reflexión tranquila. Estimule la conversación antes y después del servicio y déjeles saber que el dolor no tiene que ser de una manera particular.


6-) Adolescentes (13 a 18 años)– Entienden típicamente la muerte, pero pueden lidiar con emociones fuertes como furia, tristeza o incluso, culpa. Asistir a las exequias fúnebres les da un rol importante en el duelo de la familia. Invíteles a participar en diferentes maneras que les hagan sentir bien como seleccionar fotos para una diapositiva o “slideshow”, leer un poema o ser un portador. Respete su espacio mientras permanezca disponible para apoyar.

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