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No a la privatización del deporte infantil

  • Foto del escritor: Editorial Semana
    Editorial Semana
  • 15 may
  • 2 Min. de lectura



Por: Prof. Luis Dómenech Sepúlveda


“La educación física y el deporte es para toda la juventud y no solamente para las minorías privilegiadas favorecidas por la naturaleza” (Aristóteles)


Como se recordará, a partir de la década de 1980, bajo la nefasta influencia de los mandatarios, Ronald Reagan (EEUU), Margaret Thatcher (Inglaterra) y el siniestro, Augusto Pinochet (Chile), se nos impuso el “neoliberalismo” gubernamental cuyo objetivo fundamental consiste en reducir los gastos de los servicios esenciales conjuntamente con la privatización del patrimonio nacional de los pueblos contemporáneos. Ello, para beneplácito de los inversionistas y amigos de la casa. De ahí la privatización de aeropuertos, muelles, autopistas, hospitales, penitenciarias, cierre de escuelas y repartición de vales educativos y las Escuelas Chárter.


Y, por supuesto, la educación física escolar y el desarrollo deportivo de la niñez de Puerto Rico no han sido la excepción a la regla. Basta recordar que, a partir del gobierno de Pedro Rosselló González (1992-2000) y los gobiernos subsiguientes, el Departamento de Educación, a pesar de que se había aprobado la Ley 146 para fortalecer y garantizar la educación física escolar, inició un deliberado proceso de desidia e incumplimiento de la nueva Ley Orgánica la cual requiere un mínimo de tres horas semanales de educación física escolar en todos los niveles educativos, entiéndase del K al 12. La ley, además, requiere un mínimo de un educador físico por cada 250 estudiantes en todas las escuelas públicas del país para garantizar la participación de todos los estudiantes incluyendo, por supuesto, las poblaciones diferenciadas.


De modo que, la Ley 146 se convirtió en letra muerta ante las autoridades escolares dado que, más de la mitad del estudiantado no participa en el programa de educación física. Ello, supuestamente, ante la falta de recursos e instalaciones deportivas. Evidentemente, como resultado de esa indiferencia e incumplimiento ministerial de parte del gobierno y las autoridades escolares, muchos padres se han visto obligados a incurrir en gastos exorbitantes para el desarrollo deportivo de sus hijos en los diversos clubes privados del país.


Y no lo digo yo. El periódico El Nuevo Día acaba de publicar un revelador reportaje (8, 9 y 10 de mayo de 2025) sobre los costos exorbitantes de los diversos torneos de voleibol infantil y juvenil celebrados en el Centro de Convenciones de Miramar. A la hora de sumar los costos por concepto de inscripción, estacionamiento, comidas, transportación, uniformes y boletos de entrada, entre otros gastos, el gasto familiar puede fluctuar entre los $550.00 y $650.00 por el fin de semana. Evidentemente, la abrumadora mayoría de las niñas y niños puertorriqueños no pueden participar de estos torneos por razones económicas.


El deporte y la educación física han sido declarados por la ONU como un derecho universal de la niñez y como tal, corresponde al Gobierno de Puerto Rico implantar un Programa gratuito de Masificación Deportiva en coordinación con el Departamento de Recreación y Deportes, Departamento de Educación y los 78 Municipios del país. ¡Nuestra niñez lo necesita y se lo merece!

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