A 75 años de la rebelión o guerra civil en Jayuya
- Editorial Semana

- 30 oct
- 3 Min. de lectura

Por: Juan Illich Hernández
Interesantísimamente, un 30 de octubre del 1950, la célula organizativa del Partido Nacionalista, esta vez liderada por la activista, feminista, sindicalista y trabajadora social Blanca Canales llevaron a cabo una sublevación contra el cuerpo sanguinario de los soldados norteamericanos, policías insulares, entre otros organismos. El fin no era solamente apropiarse del cuartel de la policía de Puerto Rico, sino también, el hacer del pueblo de Jayuya una república autónoma. Es decir, que según el sociólogo Manuel Maldonado Denis (1985) el norte era declarar como Estado o nación independiente al municipio de Jayuya.
Lo problemático de toda esta revuelta la cual desencadenó bombardeos con aviones de guerra por parte del gobierno de los Estados Unidos fue cómo continuaron respondiendo a tales actos. Y esto evidentemente se debió a que dicha contienda tras ser una inesperada, contraatacó la guardia baja de la seguridad civil del país. Ante ello, es que los americanos interpretan esta acción como una falta de respeto. De ahí el poque arremeten con su arsenal represivo el cual es el músculo militar, que está presente en la Isla. Como respuesta de esa activación “disque” en pro-defensa de los intereses del país, el levantamiento culminó en heridos, arrestos y muertes.
Muchos considerarían, que este acto ha sido uno fallido para movilización y búsqueda de la independencia para Puerto Rico, justamente como lo reproduciría el imaginario social colonial que se filtra por medio de textos, medios de comunicación, políticos fatulos, etc. Sin embargo, dicho frente o sublevación demuestra la viva conciencia social que los mismos libros oficiales de historia desacreditan para estar certificados por el sistema educativo colonial. Es en ese sentido, que aun teniendo distintas deficiencias e inclusive grietas tales esfuerzos, nos sirve de referencia y huella histórica que no solamente en el país, sino también en general, mantener despierta esa visión de un Puerto Rico libre.
Si de algo tenemos que estar claros, es que ese mismo 30 de octubre andaban desatándose ataques por toda la Isla en contra del Estado opresivo y colonial muñocista. Tanto es así, que específicamente, en San Juan, Ponce, Mayagüez, Arecibo, entre otros municipios lograron ser convocados por el Partido Nacionalista para rebelarse contra las políticas severas a implantarse en cuyo caso aquí fue la orden judicial de la Ley Marcial. (Gallisá, 2010). A pesar de estas manifestaciones en los distintos escenarios mencionados, tristemente la fuerza autoritaria al superar triplemente la cantidad de los insurrectos, poco a poco los fueron ultimando. Quiérase decir, que si nos ponemos a reflexionar quienes han sido los verdaderos luchadores por la dignidad y justicia de este ultrajado país, son los mismos que la historia no contada censura hasta elimina del panorama.
Más allá de rememorar los sucesos de la acción y reapropiación del pueblo de Jayuya por parte de los nacionalistas, hay que tomar conciencia, que, si no nos organizamos como colectivo indignado e inclusive esperanzado por unas mejores condiciones de vida, el altísimo precio seguirá siendo ser serviles al colonialismo. Claramente la estela histórica ha demostrado una vez más, que aún en plena transición de vaivenes sociales, políticos, económicos, culturales y hasta psicológicos, existen aires de un mejor Puerto Rico libre, pero sobre todo consciente.
Es por ello, que se hace justo y necesario el rescatar no solo la gesta impulsada en este fatídico día para la historia del país, sino más bien, reaplicar y reconstruir desde lo aprendido nuevas armas de resistencia para combatir la verdadera prisión colonialista, que es la mente humana.





Comentarios