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Barreras insalvables entre Ellos y Nosotros

  • Foto del escritor: Editorial Semana
    Editorial Semana
  • 14 ago
  • 2 Min. de lectura

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Por: Prof. Luis Dómenech Sepúlveda


“Desdichados aquellos que rechazan sus raíces, porque terminan despreciándose a sí mismos” (Pedro Albizu Campos)


El problema del anexionismo antipatriótico es que, desde los tiempos de José Celso Barbosa a finales del siglo XIX, nunca han logrado entender que entre los estadounidenses (ellos) y los puertorriqueños (nosotros) existen grandes barreras étnicas, culturales, históricas, sociológicas, lingüísticas y existenciales. Barreras similares a las nuestras provocaron la desintegración de la Unión Soviética conformada entonces por 15 repúblicas desde sus orígenes en 1917 hasta su desmembramiento en 1991. De hecho, los soviéticos fueron reconocidos por los foros internacionales como una de las fuerzas militares, geopolíticas y hegemónicas más poderosas, temibles e intimidantes del Siglo XX.


Desde luego, Estados Unidos siempre ha estado muy consciente de esas realidades existenciales. Los supremacistas estadounidenses saben de antemano que tales diferencias atentan contra la unidad nacional tan protegida y atesorada por el gobierno permanente como son el Pentágono, Wall Street y sus poderosas industrias multinacionales. De ahí su cacería contra los emigrantes, particularmente latinoamericanos, caribeños y afro descendientes. Ello en aras de fortalecer la supremacía blanca a través de su doctrina “América para los americanos” convertida hoy en “Make America Great Again” (MAGA) con Ronald Trump como punta de lanza.


Sin embargo, el anexionismo renegado de nuestros tiempos, únicamente motivado por las prebendas, lentejas y privilegios que emanan de la colonia, utilizan sin escrúpulos todo tipo de artimaña demagógica para, mediante treta y engaño, hacerle creer a su electorado incauto que “la estadidad está a la vuelta de la equina”. De acuerdo con su retórica colonial, todo es cuestión de exigir la estadidad federada dado que Estados Unidos nos está esperando con los brazos abiertos para cenar con nosotros en su propia mesa imperial. El anexionismo pretende ignorar que la estadidad federada nunca ha estado en la agenda del Congreso estadounidense debido, precisamente, a las barreras existenciales entre anglosajones y puertorriqueños. Pero no nos llamemos al engaño. El ELA colonial también tiene sus días contados dado que, de allí provienen los nuevos anexionistas del país.


De modo que, el anexionismo ha pretendido seducir el voto electoral de un creciente sector de estadolibristas proamericanos dizque para contrarrestar la creciente y vertiginosa fuerza moral, ética y electoral de Juan Dalmau y la alianza puertorriqueña. Ello explica sus millonarias e inescrupulosas campañas mediáticas salpicadas de miedo, mentiras, tergiversaciones y propaganda engañosa con el único propósito de administrar el jugoso presupuesto de la colonia. Estos son los mismos que se han enriquecido a base de corrupción, malversación de fondos públicos e irresponsabilidad administrativa.


Y no lo digo yo, lo dicen los hechos. Recuérdese que, durante la pasada campaña electoral de 2024, las encuestas colocaban a Juan Dalmau en un eventual empate con la propia Jennifer González. Ello provocó el pánico en sus adláteres y apologistas conformados por inversionistas, empresarios, industriales y publicistas obligándolos a sacar a pasear el “cuco de la guerra fría” y su desprestigiado discurso anti comunista.


¡Afortunadamente, Puerto Rico ha resultado invencible!

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