Del gueto al proyecto modernizador cagüeño (parte I)
- Editorial Semana
- hace 1 día
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Por: Juan Illich Hernández
Cuando vamos a trabajar la temática de la historia del urbanismo y a su vez vida psicológica que reside en los espacios urbanos, sobre todo, los invisibilizados por parte de las grandes estructuras de poder, siempre hay que tener en cuenta el cómo se han desarrollado esos entornos. Tanto es así, que al remontarnos a los primerizos despliegues sociales e históricos del término gueto, exploramos, que este hizo su debut en el ínterin de la Segunda Guerra Mundial, en plena unificación de la Alemania nazi (1933-1938). El diseño que adoptó el gueto, distrito, suburbio, arrabal, entre otros sinónimos aproximados fue alineado a un barrio proveniente de la cultura italiana cuya sede está en Venecia. Y esto se debió a que el contexto italiano desde plena era renacentista o premoderna (1500 en adelante) estuvo subdividida, cosa que excluyó en otra región a la cultura judeo-cristiana. De ahí el porqué aconteció el concepto de gueto para categorizar y tildar de “distintos” a quienes habitan en esos previos.
Evidentemente, el fenómeno del urbanismo moderno al estarse desenlazando entre esos intermedios de siglo XVII, XVIII y principios del XIX no solamente emergió el emblemático municipio de Caguas, sino también su proyecto modernizador. Al efectuarse ese nuevo orden social, económico y político bajo la Constitución de Cádiz en el 1897 la “realidad” geográfica impulsó otro tipo de dinámica entre el cagüeño versus el campo histórico- cultural. Quiérase decir, que eso que definimos como imaginario social o expectativas que la misma sociedad nos impone no verbalmente aísle a toda aquella persona que no cumpla con las exigencias establecidas a nivel ideológico.
Es en ese sentido, que antes de que Caguas e inclusive otros pueblos ulteriores fuesen fundados como San Juan, Ponce, Mayagüez, etc. a base del modelo de trabajo urbanístico moderno, prácticamente casi todos los espacios sociales eran guetos o arrabales. Gran parte de las características que predominaban e incluso que prosiguen arrastrándose son las de vivir en hacinamiento, falta de sanitización, carencia de recursos económicos, ciudadanos indocumentados del mundo, un propio régimen sociopolítico como defensa civil, entre otros. Lo particular de cada rasgo mencionado, es que aún hoy día se mantiene vivo este escenario, tanto a nivel local como internacionalmente.
En cuanto al caso del pueblo de Caguas, la situación es una bastante interesante y compleja ya que el fenómeno imbatible e irrefrenable del desarrollo urbano ha ido intentando destruir ese pequeño pulmón de biodiversidad sociocultural en nombre del “venidero progreso” económico- político. Claramente, de los pocos espacios geográficos que mantienen esa esencia multicultural y sabor a pueblo dentro del casco cagüeño, están los sectores de Savarona, Campo Alegre y Los Tres Brincos. Aunque parezca irónico el que ahora este empujándose una especie de iniciativa para “disque” rescatar las zonificaciones de alto riesgo y vulnerables, siempre han puesto en los márgenes a tales entornos.
Adentrándonos radiográficamente a la composición no solo geoespacial, sino también poblacional, hallamos que, una de las predominantes características que cargan los guetos es la activa participación del trabajo sexual, justamente como es la prostitución (Hernandez León, 2010). Ante este común y antiguo oficio humano desde los tiempos remotos es que se censuran, estigmatizan e incluso excluyen a toda persona que provenga de estos lugares. De los primerizos arrabales o zonificaciones guetificadas en cuajarse y manifestar esos rasgos ha sido “Los Tres Brincos” el cual se ubica según el historiador Hernandez León entre las calles Padilla “El Caribe” y la, Dr. Rufo entre las calles Vizcarrondo y la Jiménez Sicardó… (Continuará)


