Pase la llave
- Editorial Semana
- hace 1 día
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Por: Lilliam Maldonado Cordero
En la columna anterior resalté la obligación de no manejar bajo los efectos del alcohol, una mala costumbre que se ha normalizado en nuestra sociedad utilizando cualquier excusa, como la fiestas y, ahora, durante la época navideña. Son innumerables los accidentes reportados durante los pasados años, incrementándose en semanas recientes, cuando hemos sido testigos de múltiples muertes en nuestras carreteras.
Es cierto que el alcohol es la causa principal de los accidentes más trágicos en nuestras vías. Sin embargo, no es menos alarmante el número del choque de autos o personas arrolladas por conductores que manejan bajo el uso de otras sustancias controladas que no son alcohol, distraídos utilizando sus teléfonos móviles, a exceso de velocidad, atentos a las redes o texteando. El arrollar a una persona o causar un accidente por utilizar irresponsablemente un vehículo de motor supone serios riesgos y constituye una conducta tipificada en nuestro Código Penal. Incapacitar a una persona o matarla puede constituir un delito que acarrea sanciones económicas, cárcel o el resarcimiento civil por daños y perjuicios. Lo peor es que esto representa una tragedia para muchas personas y las familias de las víctimas y de quienes provoquen el accidente.
Es asombroso ver la cantidad de personas perdiendo la vida en nuestras vías por el uso de alcohol o manejar distraídos. Uno de los casos más recientes es la muerte de una madre con su hijo y otro niño que estaban solicitando contribuciones en la vía para solventar un viaje deportivo. Sin adentrarnos en los pormenores del por qué estas personas se encontraban en la vía, y si tenían los permisos para llevar a cabo esta actividad, los testigos del accidente afirman que el joven que los embistió manejaba a exceso de velocidad e invadió el carril donde se encontraban. El conductor alega haberse quedado dormido.
Otras causas de accidentes son el “noveleo” de los que se bajan en la carretera o reducen la velocidad para averiguar qué pasó en la vía, mantener en un nivel ensordecedor las bocinas que impiden escuchar el entorno, y el exceso de velocidad, incluyendo las competencias de carreras ilegales. Este último ejemplo ha causado la muerte a varias personas, no solo a los conductores que violan las leyes, sino de las personas que se encuentran en la vera de la carretera vitoreando a los que compiten ilegalmente y hasta de transeúntes o peatones que no estaban participando de estas actividades.
Aunque existen otras causas que ocasionan accidentes y fatalidades en las carreteras, debemos mencionar otras de las cosas que no se habla: el uso de medicamentos recetados, incluyendo el cannabis medicinal. Manejar mientras se usan medicinas que afectan los reflejos y el sistema nervioso central, sean o no recetadas, reducen la capacidad de reacción de quien los utiliza. Incluso, las etiquetas advierten que el uso de estas drogas pueden ser la causa eficiente de accidentes mientras se trabaja, se utilizan equipos o se conduce un vehículo. El cannabis, sea o no recetado, igualmente reduce los reflejos al afectar el sistema nervioso central.
Ingerir alcohol o medicamentos responsablemente no es un delito. Sin embargo, se ha demostrado que aún pequeñas cantidades en el sistema pueden incidir en una fatalidad mientras se conduce. No exageramos al insistir en que, si bebe, aunque esté dentro del margen legal, o si consume medicamentos o cualquier tipo de estupefaciente, no cancele trágicamente su vida ni la de otros. Sea responsable: pase la llave.


