El anexionismo ante el discurso colonial del PPD
- Editorial Semana
- 12 jun
- 2 Min. de lectura

Por: Prof. Luis Dómenech Sepúlveda
Recientemente, Anabelle Torres Colberg, abogada y analista de nuestro quehacer polí-tico, publicó en El Nuevo Día (miércoles, 4 de junio de 2025) la columna “¿Quién detiene al PNP?”. Al leer sus posturas y puntos de vista, no pude menos que compartir con mis lectores de La Semana mis propios puntos de vista sobre el particular. De hecho, el apellido Colberg nos recuerda el protagonismo y presencia del entonces legislador popular, Severo Colberg Ramírez, reconocido históricamente como uno de los defensores más combativos y consuetudinarios el PPD y del ELA colonial.
Entendemos, por tanto, que la joven analista tiene toda la razón cuando plantea que, “el anexionismo puertorriqueño”, entiéndase el PNP, ha logrado retener el poder desde 2016 a pesar de una serie de escándalos históricos que habrían de desmantelar cualquier otra fuerza política”. Anabelle se refirió específicamente a tres aspectos escandalosos del anexionismo boricua: (1) a la renuncia forzada de Ricardo Rosselló en medio de un levantamiento ciudadano sin precedentes, (2) la acusación por corrupción de los federales contra la ex gobernadora anexionista, Wanda Vázquez Garced y, (3) la repetitiva y vergonzosa cadena de escándalos y encarcelamientos protagonizados por funcionarios, contratistas, alcaldes y legisladores del Partido Nuevo Progresista.
A todo ello, la joven abogada le añade otros factores como las divisiones internas, las primarias controversiales, las luchas de poder y el evidente deterioro en la prestación de los servicios públicos, particularmente los continuos apagones de LUMA y energía eléctrica. Con todo y ello, sostiene Anabelle, el PNP no solo ha sobrevivido, sino que ha prevalecido electoralmente.
Lo que no dice la joven analista es que, desde sus orígenes en 1938, el discurso anti in-dependentista, colonial y la prédica de dependencia perniciosa del Partido Popular Demo-crático, ha servido para allanar el camino del crecimiento vertiginoso del anexionismo re-negado y antipatriótico de nuestros tiempos. Ya lo había dicho el compatriota, Rubén Berríos Martínez: “El Partido Popular, con su discurso anti independentista, abiertamente colonial y de dependencia económica, se convirtió, inevitablemente, en “una fábrica de anexionistas” y en el mayor gestor del deplorable mantengo existente en nuestro país a la altura del siglo XXI. Súmele a todo ello la antidemocrática Ley de la Mordaza de 1948 que, a partir de entonces, el gobierno popular criminalizó, persiguió, reprimió, discriminó y encar-celó al independentismo puertorriqueño. Muchos de ellos no solamente fueron encarcela-dos, sino desterrados de nuestro país.
Es decir, Luis Muñoz Marín y su partido Popular condujeron inexorablemente a nuestro país hacia el clamor de la estadidad federada que, al final de cuentas, representa la verdadera unión permanente tan atesorada por anexionistas y estadolibristas.
De modo que, el anexionismo corrupto de nuestros tiempos ha resultado ser un discípu-lo aventajado del discurso anti independentista, antipatriótico y de mantengo institucional del PPD, apologistas indiscutibles de la unión permanente, moneda y defensa común y la ciudadanía indisoluble tan atesorada por el bipartidismo colonial.
Es decir, el PNP es sencillamente una criatura diseñada a imagen y semejanza del PPD.
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