El ICP sin cabeza
- Editorial Semana
- 6 mar
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Por: Nitza Morán Trinidad
Si nos remontamos a la gobernanza de Luis Muñoz Marín constatamos que para el 1955 se creó el Instituto de Cultura Puertorriqueña bajo la Ley número 89. Su creación proyectaba ser el comienzo de la preservación cultural promoviendo y desarrollando nuestro origen, exaltando ese sentimiento de puertorriqueñidad desde la música típica, las artes en todas sus modalidades y la arqueología para que en fin quedara protegida nuestra historia y lugares emblemáticos que hoy día dictan nuestro origen como pueblo, pero sobre todo como país.
Bajo la dirección de aquellos que les nacía el patriotismo crearon programas educativos, investigaciones arqueológicas, promoción de las expresiones artísticas tanto plásticas como escénicas en conciertos y festivales, restauraciones del casco del Viejo San Juan, el Teatro Tapia y hasta el Convento de los Dominicos, además de publicaciones y asuntos de literatura que dieron pie a la creación de un editorial del Instituto de Cultura Puertorriqueña donde se lanzaron varias obras y como si fuera poco hasta se creó un archivo general y una biblioteca, en fin un instituto que aseguraba nuestra historia y nuestra cultura. Pero desde cuando se tambaleaba tan majestuosa gestión pues más o menos en los noventa fue donde comenzaron a tener recortes presupuestarios que afectaron la operación del instituto, hubo reducción de personal y de algunos recursos creado la desestabilización institucional trayendo consigo incertidumbre entre seguidores y profesionales de la misión con la que comenzó el instituto.
Hoy día enfrentan una crisis de restructuración, de poca dirección y que se busca legislativamente que esté bajo la sombrilla del Departamento de Desarrollo Económico y Comercio. Aunque para la vasta mayoría del Instituto de Cultura Puertorriqueña no tenía relevancia alguna hasta hoy se tomó conocimiento de que un proyecto del Senado de Puerto Rico busca la transferencia de las funciones y mientras esto se evaluaría en el alto cuerpo se hizo público la renuncia del director Carlos Ruiz.
Hay aquellos que creen en su autonomía y rechazan el movimiento a otra agencia gubernamental por querer mantener el control absoluto pero sin embargo la institución ha reflejado tener una fragilidad interna ya que ha trascendido que han sido obstáculo en la aprobación de permisos de construcción, falta de ejecución en evaluaciones de estructuras para continuar con reparaciones u aquellas que afectarían la preservación natural por tanto se ha entendido que ha habido poca acción según varios medios del que fuera director.
Otra sugerencia contenida en el proyecto de ley es la creación de un programa de cultura puertorriqueña y trasladar la evaluación de permisos relacionados con patrimonio cultural a la Oficina de Gerencia y Presupuesto y a la Junta de Planificación. Es importante que todas las agencias gubernamentales estén llevando a cabo el trabajo para lo que fueron creadas, pero ciertamente el instituto está bajo la lupa y se podrá evaluar cuales fueron los logros y los proyectos que quedaron pendientes pero el instituto no solo esta no sin cabeza, sino que también se tambalea su misión.
La autora es senadora por San Juan, Aguas Buenas y Guaynabo
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