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  • Foto del escritorEditorial Semana

En la dulce espera


Por: Myrna L. Carrión Parrilla


Recientemente escuché que existe una devoción religiosa en la tradición católica que habla de la Virgen de la Dulce Espera. La frase me impactó pues en nuestra isla, culminar el mes de noviembre y dar paso a la Navidad es lo mismo.


Aún recuerdo que esperábamos con ansias culminar el pavo y llevar a cabo la conocida limpieza de Navidad, sacar y desempolvar el árbol que en muchas casas era artificial y duraba años, dependiendo de la condición económica de cada hogar.


Recuerdo además que la limpieza de Navidad era mucho más que simplemente limpiar, se nos enseñaba la importancia de renovar, que no siempre es comprar algo nuevo y como consecuencia gastar.


Con aquel ejercicio aprendíamos el valor de la limpieza física, mental y espiritual. Valorábamos lo que teníamos y desarrollábamos destrezas de remodelar, pintar, adornar, tapizar, entre otras.


Sin darnos cuenta, se nos cultivaba el espíritu y aprendíamos la importancia de tener un corazón limpio en el que renaciera la esperanza que trae consigo la Navidad.


Aunque recientemente observamos que muchos hogares decoran e inician la Navidad aceleradamente, no sé si motivados por el comercio, o, si por causa de todos los sucesos que han impactado y conmocionado a todos.


O, si es por razón de un cambio cultural que ha ido dando poco a poco, cosa que tendremos que analizar para entender si es cuestión de gusto, moda, resultado del consumerismo o es un ferviente y profundo deseo desde el aspecto espiritual, de llevar a los hogares la ilusión y la dulce espera de algo mejor, que realmente es el verdadero mensaje de la Navidad.


La dulce espera en la tradición católica, es un mensaje de esperanza y de fe, dos cosas que cada día se hace más evidente, de la necesidad de ambas.


En un mundo tan convulso y lacerado por tantos retos sociales que han producido tanto dolor humano y en el que muchos hablamos de la búsqueda de soluciones, cultivar la fe y la esperanza hacen la diferencia y retomar los valores que con acciones sencillas y básicas nos enseñaban sería de mucha utilidad.


Queremos una mejor sociedad, pero promovemos en los niños dominar la tecnología mientras muchos han olvidado enseñar las tareas básicas del hogar, la comunicación con el vecino, el salir al patio a jugar y enseñar las tradiciones que son parte de nuestro pueblo y tradición cultural.

Los expertos en temas sociales y educativos han planteado la necesidad de regresar a lo básico, “como to basics”, un reconocimiento de la necesidad de ir a lo fundamental. Luego de muchos estudios se ha demostrado que regresar a lo básico debe ser prioridad y pueden estar seguros de que la dulce espera será parte de nuestra Navidad.


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