Motivaciones ulteriores de Trump contra Venezuela

Por: Prof. Luis Dómenech Sepúlveda

Francamente, la soberbia, morbosidad y las contradicciones políticas de Donald Trump, flamante presidente de Estados Unidos, no tiene precedentes. Por un lado, Trump ha tenido el cinismo narcisista de auto proclamarse a sí mismo merecedor del Premio Nobel de la Paz dizque por sus inocuas gestiones de “alto al fuego” ante los conflictos bélicos entre Rusia y Ucrania y las espantosas matanzas de palestinos, libaneses y cisjordanos de parte de Israel. Desde 1948, Israel ha estado usurpando el territorio y los derechos humanos de los palestinos y, como tal, se opone tenazmente al reconocimiento internacional de Palestina como país independiente. Al mismo tiempo, Trump no ha tenido escrúpulo alguno en financiar las matanzas y el exterminio de palestinos en la Franja de Gaza, la cual representa el último asentamiento territorial del heroico pueblo árabe. Incluso, dado a su atractivo costero, Trump ha tenido la flema de proponer el desalojo de palestinos para convertir la Franja de Gaza en un complejo turístico similar a la ostentosa Riviera Francesa.

No conforme con todas esas atrocidades, Trump le ha declarado la guerra a Nicolás Maduro y al pueblo venezolano dizque por el tráfico de drogas desde Venezuela hacia Estados Unidos. De ahí el despliegue de la más poderosa flota marítima, aérea y terrestre del Pentágono estadounidense tanto en Puerto Rico, Trinidad y Tobago como en las aguas del Mar Caribe. Como resultado de ello, 22 lanchas han sido dinamitadas con un saldo de 87 muertes sin evidencia alguna de que éstas transportaban narcóticos. Ello, a nombre de la supuesta seguridad nacional y los mejores intereses de Estados Unidos en abierta violación al derecho internacional.

Para colmo de los colmos, y por aquello de confirmar su soberbia y sus propias contradicciones existenciales, Donald Trump acaba de indultar a Juan Orlando Hernández, ex presidente de Honduras, encarcelado en Estados Unidos por tráfico de drogas. Como premio de consolación, el organismo mundial de futbol (FIFA) acaba de otorgarle un premio como propulsor de la paz mundial.

Si bien es cierto que existen dudas razonables sobre la legitimidad presidencial de Nicolás Maduro, no es menos cierto que, más allá de la susodicha seguridad nacional, Donald Trump pretende tener acceso a los lucrativos yacimientos de petróleo, gas, oro, hierro, diamantes y coltán del pueblo venezolano para beneficio del capitalismo depredador estadounidense.

Así las cosas, Donald Trump ha demostrado ser un perverso manipulador de los grandes medios de comunicación de la ultraderecha estadounidense y, con ello, ha logrado control absoluto del Congreso, Tribunal Supremo, Departamento de Estado y el Pentágono. De ese modo, Trump ha logrado imponer sus más destempladas y polarizantes decisiones en abierta violación a las más elementales normas de convivencia internacional. Similar al vil personaje caricaturesco de Guasón, Trump se las ha ingeniado para lanzar diariamente titulares polarizantes con el objetivo de abrumar y minimizar la capacidad de movilización de sus oponentes políticos.

Pero ya lo dijo el poeta, Antonio Machado: “Solo los pueblos salvan a los pueblos”.