top of page

Si pudiera volver atrás

  • Foto del escritor: Editorial Semana
    Editorial Semana
  • 25 sept
  • 2 Min. de lectura

ree

Por: Lilliam Maldonado Cordero


Navegando en redes tropecé con un poema de la escritora, periodista e investigadora del psicoanálisis estadounidense, Judith Viorst. Viorst destaca por sus obras para niños y su poesía incisiva y humorística. Este poema se titula If I could go back, Si pudiera volver atrás. Es un poema sencillo, pero exquisito, que nos enfrenta a la realidad de cuán finita es la vida, cuán escaso es el tiempo, y lo valioso que es atesorar cada momento de nuestra existencia y la de quienes transitan junto a nosotros. Con mucha deferencia y respeto a la autora lo traduje, y agrupé algunos versos para que se acunaran en este espacio. Quise compartirlo con ustedes, y conmigo misma. Ojalá pueda, algún día, recitarlo sin llorar. Pero, esa es la idea.


Tengo 80 años y, de algún modo…

Desperté en mi cuerpo cuando tenía 32 años.

Solo por un día.

Desperté porque unas manitas se metían por mis sábanas.

“Mami, despierta”, me gritaban. Pestañeé. Me senté lentamente.

Mis bebés. Son pequeñas otra vez. Me sobrecogí. Lloré.

Se treparon en mi cama riendo, retozando.

Solía ajorarme en las mañanas… pero hoy no.

Las traigo hacia mí. Las abrazo fuertemente.

Beso su cabello enmarañado. Tomo sus manos pequeñas.

Esta vez, absorbo cada segundo.

Me miro en el espejo del baño. No tengo, arrugas.

No hay canas. Mi rostro es más joven.

Solía pensar, entonces, que parecía de 41. iQué tonta!

Me fijo por un momento y pienso, “iQué hermosa eres!”

Encuentro a mi esposo en la cocina preparando el café.

Se ve fuerte, joven. Lo rodeo con mis brazos con fuerza.

Se sorprende. Quizás no nos abrazábamos mucho, pienso.

Hablamos del día. Nada extraordinario.

Pero hoy, todo se siente extraordinario.

Memorizo el sonido de su voz.

Nos montamos en el carro, las nenas discuten por los cinturones.

Alguien deja caer un bocadillo. Hay migas por todas partes.

Solía frustrarme tanto.

Me sumerjo en el ruido, el caos.

Sé que mi carro estará silencioso e inmaculado muchos años por venir.

Extrañaré el desorden.

La cena es ruidosa y desorganizada. Nadie se sienta tranquilamente.

Hay gritos, risitas, una que otra discusión y tanta vida.

No limpio de inmediato. Solo me siento a observar.

Trato de grabar todo en mi memoria.

Antes de acostarme, tomo el teléfono.

Llamo a mi madre. Escucho su voz. Mami. iMAMI!

No había escuchado su voz en tantos años…

Cierro los ojos y dejo que sus palabras corran sobre mí.

Le digo que la amo una y otra vez. No quiero terminar la llamada.

Esta vez, no quiero dejar nada sin decir.

A la hora de dormir, no salto ninguna página del cuento.

Hoy no. Leo cada palabra.

Entonces pregunto, ¿Podremos leer otro libro? Digo que sí.

No quiero que este día termine. Tengo un día más.

Esta vez, lo entendí.

Esto era gozo. Esto era amor. Esas manitas…

El ruido, las cenas alborotadas.

Nuestros cuerpos jóvenes y fuertes, sin molestias ni dolores.

Nuestros padres, aún vivos…

Entonces, todo importaba mucho más de lo que jamás

hubiésemos imaginado.

Comentarios


Dirección Física:

Calle Cristóbal Colón
Esquina Ponce de León #21
Caguas, PR, 00725

Dirección Postal:

PO Box 6537
Caguas PR 00726-6537

Teléfono:

E-mail:

Logo

© 2025 Editorial Semana, Inc. Puerto Rico

  • Facebook
  • Instagram
bottom of page