¿Un 25 de julio para rememorar o celebrar?
- Editorial Semana

- 24 jul
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Por: Juan Illich Hernández
Si nos adentramos de lleno en la compleja memoria colectiva que anida en la historia- cultural de Puerto Rico, exploramos que existen un mar de sentimientos y olvidos ahogados, no solo por el vaivén del día a día, sino también por su peso colonial. Precisamente, ese sórdido espacio para el olvido o trivialización de las cosas es lo que ha otorgado a los 127 años de coloniaje su aplastante control sobre nosotros.
Lo característico y riesgoso de todo este espectáculo sociocultural bien recreado en nuestra vida cotidiana, plus huella histórica es que a nivel psicológico aun sabiendo ciertos aspectos vampíricos como la mala toma de decisiones dentro del supuesto aparato gubernamental que tenemos, continuamos endiosando a quienes en sí les extraen la vida a las masas. Tanto es así, que si hacemos un remontaje social e histórico de cómo es que realmente en el país se salen con la suya las figuras “intocables” en cuyo caso aquí han sido varios, se debe al factor del poder no solo financiero, sino también populista. Y qué mejores ejemplos para evidenciar tales planteamientos que mediante las figuras de Luis Muñoz Marín, Romero Barceló, Rafael Hernández Colón, Pedro Rosselló, entre otros. Sin embargo, en lo que corresponde a la cuestión de liderazgo, toma de decisiones, gobernanza, difusión, etc. la dinámica del lenguaje y actitud psicológica cambia drásticamente cuando el pase de turno es bajo el PNP (Partido Nuevo Progresista) debido a que su agenda sociopolítica por lo usual va en aparente búsqueda de la estadidad intentando copiar los mismos escenarios norteamericanos a la realidad insular de Puerto Rico.
Tomando este panorama sobre la mesa de diálogo reflexivo, logra observarse cómo personajes tan controversiales como Romero Barceló hasta su último momento se le rinde homenaje y hasta un cierto grado de deificación con las múltiples desfachateces que realizó. Una de las fechorías de las que pudo burlar e inclusive resguardar debajo de la alfombra fue el inolvidable fratricidio del Cerro Maravilla el cual un día como hoy 25 de julio del 1978 se asesinó de la forma más ultraviolenta y mezquina a dos jóvenes, Carlos Enrique Soto Arriví de 19 años y Arnaldo Darío Rosado de 25 años. Todo este suceso de carácter desgarrador en el país se fue minimizando maquilladamente por parte de Romero y su gabinete, exaltando la aguerrida función que asumió, tanto la policía y la CIA (Central de Inteligencia) como el chivato de Alejandro González Malavé (El fraile) para combatir contra el aparente “terrorismo” de izquierda en la Isla.
Siguiendo esta línea de pensamiento, es importante agregar, que en este mismo 25 de julio, también se celebra, sobre todo, bajo el entorno PPD la aparente construcción del amortiguador o chocansolver colonial del ELA (Estado Libre Asociado). Además, un día como hoy durante el 1898, por Guánica invadió el ejército de los yanqui o americanos a Borikén como se diría en el buen español puertorriqueño. Es en ese sentido, que, aparte de efectuarse a nivel nacional una celebración tipo ecuménica de lo que significa para el gobierno y sus historiadores pro-sistema hoy, hay que tomar en consideración todos estos revuelos que se efectuaron a lo largo de la historia omitida en los textos oficiales.
Por tanto, resulta más que necesario el estar en constante revaluación y estado de reflexión- crítica el cuestionarnos el porqué hoy celebramos y no rememoramos. De este modo resignificamos al campo de lo histórico como a su vez de la conciencia social abriendo paso a la descolonización…





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